En Frente a frente (Righteous Kill, 2008), Al Pacino y Robert De Niro interpretan a dos detectives veteranos de Nueva York que investigan una serie de asesinatos vinculados a un justiciero. Aunque la película no tuvo el éxito de sus colaboraciones anteriores, la química entre Pacino y De Niro sigue siendo el elemento más destacado. Sus actuaciones reflejan la experiencia y confianza de décadas, aportando un peso dramático a personajes que navegan entre la ética y la lealtad policial. Entre sus pocas colaboraciones en pantalla, se trata de las menos conocidas, pero no por ello carece del impacto que las caracteriza.
El Padrino: Parte II (The Godfather: Part II, 1974) presenta dos de las actuaciones más memorables de De Niro y Pacino, aunque en momentos diferentes. De Niro brilla como el joven Vito Corleone, ofreciendo una interpretación sutil y poderosa que le valió un Oscar. Pacino, por su parte, ofrece una actuación intensa y matizada como Michael Corleone, retratando su transformación de hombre de familia a frío y calculador líder de la mafia. Aunque no comparten escenas, sus actuaciones complementan magistralmente la narrativa, como dos lados de una misma moneda.
Fuego contra fuego (Heat, 1995) es un hito en los thrillers policiales, y mucho se debe al legendario enfrentamiento entre Al Pacino y Robert De Niro. Pacino interpreta al obsesivo teniente Vincent Hanna, mientras que De Niro da vida al maestro criminal Neil McCauley. En lados opuestos de la ley, sus actuaciones destacan por su intensidad y profundidad, especialmente en la icónica escena del café, donde el respeto mutuo entre los personajes es palpable. La química entre ambos eleva la tensión de la película, haciendo inolvidable cada interacción.
En El irlandés (The Irishman, 2019), bajo la dirección de Martin Scorsese, Al Pacino y Robert De Niro entregan actuaciones maduras e introspectivas. De Niro interpreta a Frank Sheeran, un asesino de la mafia que reflexiona sobre su vida de crímenes, mientras Pacino interpreta al legendario líder sindical Jimmy Hoffa, con una actuación enérgica y carismática. La dinámica entre ambos es el corazón de la película, con De Niro transmitiendo el peso del arrepentimiento y Pacino aportando explosividad y pasión en cada escena. Ambos muestran su maestría en una obra que refleja décadas de experiencia.