Red Rooms: Obsesión perversa es un singular thriller de terror en el que el miedo no es generado por una entidad sobrenatural, un monstruo invencible o una fuerza incomprensible, sino por la humanidad misma. La trama trata sobre una modelo de modas, Kelly-Anne (Juliette Gariépy, en una gélida interpretación) que sigue el mediático caso de un asesino serial acusado de acabar brutalmente con las vidas de tres niñas en "habitaciones rojas", vídeos snuff consumidos en la dark web y comprados con bitcoins. Su obsesión llega a tal grado que acampa afuera de los juzgados, en el frío, para conseguir un lugar y atestiguar el juicio presencialmente, con motivaciones poco claras. El poder de Red Rooms yace no en lo que muestra (nunca vemos la violencia de los vídeos repetida en pantalla, pero sí, sino en lo que oculta y en lo que nuestra percepción de ello dice sobre nosotros. A partir de su planteamiento y del comportamiento de sus personajes, la película reflexiona sobre nuestra fascinación por el true crime y su extendido consumo mediático, cuestionando si no se explota la tragedia ajena en vez de sensibilizar al público cuando se genera espectáculo a partir de estos casos. Una de las películas más escalofriantes e inteligentes sobre el tema en los últimos años.
Las vidas de Sing Sing (Sing Sing) es una de esas películas que resultan todavía más increíbles al descubrir que se inspiraron en hechos. Situada en la prisión homónima de Nueva York, la película trata sobre el grupo de prisioneros que, mientras cumplen su condena, participan de un programa que utiliza el teatro y la actuación como forma de reinsertarlos en la sociedad y conectar consigo mismos de nuevo. Su líder es "Divine G" (Colman Domingo), un hombre encarcelado por un crimen que no cometió y que prepara la apelación a su condena, mientras el grupo prepara una obra con nuevos integrantes. Es una conmovedora película que se sitúa en el doloroso presente de los personajes, explorando su arrepentimiento pero también su deseo de reconstruir sus vidas, mientras atraviesan el proceso de ser humanos de nuevo y de actuar en el mundo como realmente son, en vez de proyectar un papel. Una bella película de humanidad sobrecogedora.
La última gran actuación (The Last Showgirl) es una película de la directora Gia Coppola sobre una bailarina de revista de mediana edad (Pamela Anderson en la actuación de su carrera), que a mediana edad se enfrenta a la incertidumbre cuando descubre que el espectáculo para el que ha trabajado por tres décadas en Las Vegas, está por cerrar. Se trata de un retrato íntimo y compasivo de una mujer de clase trabajadora en una ciudad cada vez más precarizada y modernizada por nuevos espectáculos tecnológicos. Anderson brinda una actuación sensible (merecedora de nominaciones a los premios Gotham y del Sindicato de Actores), con un elenco excelente complementado por Jamie Lee Curtis, Dave Bautista y Kiernan Shipka.
Straight es un drama mexicano dirigido por Marcelo Tobar (Oso Polar) que trata sobre Ro (Alejandro Speitzer), un hombre que parece tener todo lo que quiere: un exitoso trabajo como banquero de inversiones, una bellísima esposa (Bárbara López), un lindo departamento... pero entonces entra en su vida Cris (Franco Masini), un hombre más joven que le hace cuestionar su identidad y sus deseos. Situada casi totalmente en el espacio doméstico, se trata de una historia que cuestiona las aspiraciones que damos por hecho dentro de la heteronormatividad. Su premisa podría prestarse para la explotación morbosa y sensiblera, pero la hábil dirección de Tobar y las creíbles actuaciones del elenco principal, la hacen una película sensata y hasta tierna sobre el autodescubrimiento, la empatía y el erotismo.
Goya es un drama cotidiano e íntimo, sobre dos hermanos, un adulto (Eutimio Fuentes) y un niño (Mateo Valles), que enfrentan una crisis que está por separarlos. Viven solos en un departamento que ya no pueden pagar, el mayor roba para intentar mantener al menor, quien se irá a vivir con sus tíos. Sin embargo, días antes de separarse, descubren que un vecino abandonó a una perra enferma en su departamento, y deciden hacer todo para ayudarla, aunque se meten en más problemas. Ganadora del Premio del Público en el Festival de Cine en Gualadajara, el largometraje debut del director Pablo Orta es una película de pocos personajes, que sugiere cosas en los silencios, las expresiones de sus rostros, el subtexto de sus diálogos y los espacios que habitan, no muy distinta de la ya clásica Temporada de patos, de Fernando Eimbcke. Y además, hay perritos y una historia de compasión y amor familiar ante la adversidad.
