Desafiantes (Challengers) podría ser la película más madura del cineasta Luca Guadagnino, quien es considerado el más estadounidense de los cineastas italianos. A pesar de tener buenas películas en su historial, como Llámame por tu nombre, Desafiantes es aquella que asegura que Guadagnino es un director consagrado, que domina el lenguaje y sabe cómo jugar con los sentimientos del espectador. Todo esto, aquí, a partir de un juego de tenis que involucra a dos antiguos colegas (Josh O'Connor y Mike Faist) que se enfrentan en la cancha, pero dejan historias del pasado (contadas a través de flashbacks bien insertados) y en la relación con la esposa de uno de ellos (Zendaya). Al final, Guadagnino, con estilo y una buena dirección de reparto, demuestra que un juego de tenis también trata sobre relaciones, y que, al final, todo en el mundo se trata de sexo. Lee más en la crítica completa de Desafiantes.
Un hombre diferente (A Different Man) es una brillante comedia cuyo título sugiere varios significados. La historia comienza con Edward (Sebastian Stan, El aprendiz), un hombre cuyo rostro es deformado por neurofibromatosis, afectando su confianza y capacidad para relacionarse en un mundo que rechaza la fealdad rutinariamente. Se enamora de su vecina Ingrid (Renate Reinsve, La peor persona del mundo), una bella dramaturga, pero cuando una cura milagrosa revierte sus deformidades, decide fingir su muerte y empezar de nuevo bajo la identidad de "Guy". Las cosas dan un giro irónico cuando Ingrid escribe una obra inspirada en Edward y aparece Oswald (Adam Pearson), un hombre que a pesar de sufrir también de neurofibromatosis, es carismático y lleva una vida plena. El título Un hombre diferente podría sugerir esa empatía ingenua e idealizada típica de Hollywood hacia las personas con algún tipo de diferencia física. Sin embargo, el guión y dirección de Aaron Schimberg orientan la atención en sentido contrario, hacia nuestra constante aspiración a querer ser algo distinto a lo que somos, incapaces de estar cómodos en nuestra propia piel y, como dice Lady Gaga (supuestamente), aceptar lo que es.
La sustancia (The Substance) es una película de terror dirigida por la cineasta francesa Coralie Fargeat (Venganza del más allá), ganadora del premio al Mejor guión en el Festival de Cannes 2024. Toma prestada la premisa de El retrato de Dorian Gray, la clásica novela de Oscar Wilde, pero la utiliza para comentar sobre cuestiones como el edadismo, los estándares de belleza y la dismorfia corporal, específicamente en el contexto de las mujeres en Hollywood. La trama sigue a Elisabeth (Demi Moore), una exitosa actriz que, en los últimos años de su carrera, se ha convertido en presentadora de un programa de televisión de fitness. Eso hasta que un ejecutivo del estudio (Dennis Quaid, en una grotesca caricatura de Harvey Weinstein) decide que ya es demasiado vieja para ello, y termina su contrato. Desesperada, Elisabeth recurre al misterioso fármaco del título para "activar" a una versión más joven y mejorada de sí misma, "Sue" (Margaret Qualley). Ambas mujeres deben mantener un delicado balance de siete días, que comienza a romperse cuando Sue alcanza el éxito y comienza a resentir a Elisabeth como un estorbo. Con olas de sangre, mutilaciones, pus y demás fluidos corporales que no alcanzan las palabras para describir, La sustancia es una delirante e ingeniosa sátira de la frivolidad arbitraria, pero también depredadora y explotadora, con la que los medios de comunicación imponen estándares de belleza inalcanzables y los perpetúan. Al mismo tiempo, es una representación atinada de los extremos autodestructivos a los que muchas mujeres están dispuestas a someter sus cuerpos y autoestimas para encajar en el sistema y seguir el juego. Independientemente de las conclusiones, una cosa es un hecho: vas a atravesar por todas las emociones y pasarás un rato increíble... si las náuseas no te derrotan a la mitad del camino.
Cónclave marca el regreso del director alemán Edward Berger (Sin novedad en el frente), ahora con una adaptación de una novela de Robert Harris. La trama sigue al cardenal Thomas Lawrence (Ralph Fiennes) que está atravesando una crisis de fe cuando el papa muere, y él queda a cargo de reunir a los demás cardenales y supervisar la elección del nuevo sumo pontífice. Aislados del resto del mundo, los cardenales deben deliberar y cabildear por votos mientras surgen intrigas al interior del grupo, y el cardenal Lawrence cuestiona la integridad de la iglesia católica. Con una dirección precisa y un guión meticuloso de Peter Straughan (Frank), la narrativa va revelando cada nuevo giro en el momento justo, y si bien no profundiza en los cuestionamientos que despierta sobre la verdad, la fe, las religiones organizadas y la falibilidad humana en el centro de todo; cuenta con actuaciones magistrales (el elenco incluye nombres como Isabella Rossellini, Stanley Tucci y John Lithgow) y suficiente intriga para impulsar una semana entera de chisme.
Wicked es una adaptación cinematográfica del aclamado musical de Broadway, dirigida por Jon M. Chu. Con escenarios grandiosos y una banda sonora impactante, la película explora la relación entre Elphaba (Cynthia Erivo) y Glinda (Ariana Grande), dos brujas con personalidades opuestas, en un contexto lleno de tensión racial y social. Mientras Erivo impresiona con su poderosa interpretación de Defying Gravity, capturando emociones crudas y universales, Grande sorprende con un humor ligero y cautivador. Sin embargo, la película enfrenta desafíos: cuando se divide en dos partes, pierde ritmo y ofrece una narrativa sin desenlace. Aunque visualmente impresionante, la producción parece dudar en crear algo propio, manteniéndose como rehén del material original. Para los fanáticos del musical, es una celebración; para otros, puede que no logre el mismo impacto.