Alfred Hitchcock (Psicosis) realizó uno de los primeros intentos por filmar una película entera en plano secuencia, pero la tecnología de su época representaba un problema: un carrete de película de 35mm sólo permitía rodar unos 10 a 12 minutos continuos, como máximo. En La soga (Rope), un thriller donde dos hombres desafían a su maestro a descubrir el crimen que cometieron, Hitchcock encuentra una solución: disfrazar los cortes aprovechando sombras y acercamientos a la pared o a la ropa de los actores.
A propósito de la serie Adolescencia (Adolescence), aquí hay una película que comparte mucho de su ADN: Chef (Boiling Point). Esta película –que sí está filmada en un solo plano secuencia, sin cortes disfrazados– es protagonizada por Stephen Graham (uno de los creadores y actores de la serie), y trata sobre un chef durante una complicada noche de trabajo en su restaurante. Son 90 minutos de tensión y perfección conseguidos en la cuarta toma.
La gran cualidad del plano secuencia es que, al disponer de los cortes, brinda una sensación inmersiva de inmediatez y naturalidad, lo que exalta la tensión de cualquier situación. Esto puede ser usado para maximizar el efecto de una situación de peligro, como El atentado del siglo: Utøya. Basada en hechos, la película adapta (con algunas licencias creativas) la horrible masacre de 2011 en el campamento de verano Utøya, en Noruega, despertando un sentimiento de angustia y compasión por sus víctimas, y también verdadero terror por los perpetradores.
Uno de los ejemplos de películas en plano secuencia más notables en la memoria reciente es Birdman, del mexicano Alejandro González Iñárritu (aunque el mismo crédito debe ir para su director de fotografía, Emmanuel Lubezki). La película, que marcó el regreso al estrellato de Michael Keaton, trata sobre los estresantes minutos finales para el lanzamiento de una obra teatral con la que espera reivindicar su prestigio. Si bien da la ilusión de serlo, no está filmada en un plano secuencia continuo, aunque disfraza muy bien sus cortes.
Otro de los casos más prominentes de películas filmadas en plano secuencia es 1917, de Sam Mendes, situada en la Primera Guerra Mundial. La trama sigue a dos soldados en el peligroso viaje por territorio enemigo para advertir al ejército británico de una emboscada. Aunque da la ilusión de estar formada por dos planos secuencia de muy larga duración, en realidad la película tiene más fragmentos, hábilmente disfraza los cortes por medio de sombras, sets y dobles digitales, entre otros elementos.