Crítica de ‘La otra cara de la Luna’: cuando el romance llega al marketing Crítica de ‘La otra cara de la Luna’: cuando el romance llega al marketing

Crítica de ‘La otra cara de la Luna’: cuando el romance llega al marketing

‘La otra cara de la luna’ habla de marcas y comunicación mientras tropieza con sus propios conceptos de marketing. Checa la crítica.

Matheus Mans   |  
12 julio, 2024 11:52 AM
- Actualizado 17 julio, 2024 7:16 PM

Pocas palabras están más alejadas de “romance” que “marketing”. La primera palabra es roja, caliente, improbable e impredecible. La segunda es burocrática, pálida, racional. Es difícil, bastante difícil, pensar en algo que las una, haciéndolas comprensibles. Pero es precisamente eso lo que intenta hacer la irregular La otra cara de la Luna (Fly me to the Moon), estrenada en cines de México este 11 de julio. Es una producción original de Apple, pero que llega a la gran pantalla con distribución de Sony.

Dirigida por Greg Berlanti, de la ligera Yo soy Simón, la película se sumerge en la época en que Estados Unidos se preparaba para ir a la Luna. Más que una misión espacial, como ya hemos visto en películas como Talentos ocultos y El primer hombre en la Luna, la situación que vemos aquí es toda una jugada de marketing espectacular — al final, solo con una buena comunicación del acontecimiento (que costó mucho a los fondos públicos) es que el impacto realmente va a surtir efecto.

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Y es ahí donde entran los dos personajes principales del largometraje. De un lado, Kelly (Scarlett Johansson), una especialista en marketing que es contratada por la NASA para hacer que el alunizaje sea más “pop”, más interesante y atractivo. Del otro, Cole (Channing Tatum), el racional y nerd director de lanzamientos de la agencia espacial americana.

La otra cara de la Luna: entre Sparks y Kotler

La otra cara de la luna, así, es una improbable película que mezcla estas dos palabras que ni siquiera tienen sentido juntas: amor y marketing. Berlanti, a partir de un guión escrito por la debutante Rose Gilroy, hace una película mejor descrita por calificativos como “boba” y “simpática”. El romance que surge a partir de lo inesperado, todo ese circo montado alrededor del viaje a la Luna, tiene su gracia, a pesar de la falta de química entre Tatum y Johansson. Logra sacar algunas sonrisas, a pesar de todo.

La otra cara de la luna (Fly Me to the Moon)
Los rostros bonitos no bastan en La otra cara de la Luna: también hace falta química (Crédito: Sony Pictures)

Pero no se puede pensar en muchas reacciones más allá de eso. La otra cara de la Luna hasta tiene un final bastante inspirado, con una escena genial que involucra a un gato negro y una tensión con el personaje interpretado por Woody Harrelson, pero… ¿hay algo más? A lo largo de sus impresionantes 132 minutos (¡podrían haber sido sólo 90!), la película da vueltas en círculos mostrando la incompatibilidad entre Kelly y Cole.

Se puede pensar que estudiantes, profesionales y entusiastas del marketing se divertirán con las artimañas de Kelly — toda la película parece una escenificación de una célebre frase de Philip Kotler, de que “el marketing se está convirtiendo más en una batalla basada en la información que en una batalla de poder de ventas”. Sin embargo, el público en general no encontrará sustancia en una historia que parece darse risitas y palmaditas en la espalda todo el tiempo. No hay espacio para nada diferente más allá del romance que, como ya hemos dicho, peca principalmente por la falta de química.

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Y es aquí donde volvemos a otra reflexión que el cine ha provocado en los últimos tiempos: ¿será que el marketing es, de hecho, tan interesante? El tema ha vuelto a salir a la palestra siempre, a veces con un giro de emprendimiento y otras como feminismo empaquetado en caja de muñeca, pero el marketing y la publicidad se han vuelto sensación reciente en el cine.

La otra cara de la luna (Fly Me to the Moon)
Scarlett Johansson es lo mejor que La otra cara de la Luna tiene para ofrecer (Crédito: Sony Pictures)

Air incluso funciona, y BlackBerry tiene sus méritos. Son películas sobre empresas y cómo se vendieron, cómo llegaron al mercado, cómo perduraron. La novedad es el marketing. En La otra cara de la Luna, Berlanti hasta coquetea con el discurso de que la innovación es casi siempre marketing y casi llega a un punto muy interesante de cuestionar qué es de hecho innovación y qué es sólo un buen eslogan — y que, al fin y al cabo, grandes eventos históricos pasaron por las manos… del marketing.

Pero, lamentablemente, La otra cara de la Luna no llega a ir tan lejos. Se queda en la orilla, conforme con ese romance edulcorado, hecho a la medida para agradar a un público que solo quiere cosas confortables — como es el propio marketing, al fin y al cabo. Vale la pena terminar este texto con otra frase de Kotler: “lo más importante es prever hacia dónde van los clientes y llegar allí primero”. Queda la pregunta: ¿es hacia este cine a donde el público se dirige?

La otra cara de la luna ya está en cartelera. Compra tus boletos para verla en cines.

Publicada primero en la edición brasileña de Filmelier News.