Crítica de ‘Hecho en Inglaterra’: actos de amor y cinefilia

¿Cómo es que ciertos nombres quedan inmortalizados para la posteridad en el canon cinematográfico mundial? O a la inversa: ¿por qué otros son condenados al olvido, muy a pesar de cualesquiera hayan sido sus glorias pasadas? Son preguntas que surgen inevitablemente durante Hecho en Inglaterra: Las películas de Powell y Pressburger (Made in England: The Films of Powell and Pressburger), documental que llegó a MUBI este viernes, 28 de junio.

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Preguntas válidas para bastantes espectadores, sobre todo en estas latitudes. Al menos para quien escribe, la dupla de cineastas formada por Michael Powell y Emeric Pressburger ha sido un descubrimiento reciente, en buena medida gracias a que dos de sus películas emblemáticas –Escalera al cielo (1946) y Las zapatillas rojas (19848)– figuran en la edición más reciente de las 100 mejores películas de la historia según Sight & Sound. Durante un buen trecho del siglo y pico de la historia del cine, los también llamados “The Archers” (“Los arqueros”, en español) fueron relegados a la oscuridad, y salvados sólo por la intercesión de los cineastas a quienes influyeron. Notablemente, Martin Scorsese, admirador en su faceta de cinéfilo, heredero como director y reivindicador como divulgador y preservador. Sólo es adecuado, pues, que el director de Los asesinos de la luna sea el guía de la audiencia hacia la merecida reivindicación de estos cineastas en Hecho en Inglaterra. Es un arma de doble filo: por un lado, la erudición y pasión de Scorsese le ha merecido su reputación como homo cinephilus alfa, y dada su eventual amistad personal con Powell, su admiración atraviesa directo desde la pantalla al corazón al momento de encuadrar y contextualizar una de las filmografías má fascinantes del cine inglés clásico. Pero, por otro lado, el documental de David Hinton acaba intentando abarcar demasiado con sus casi dos horas y cuarto de metraje. En su ambición, es inevitable caer en ciertos lugares comunes de los documentales, tener que dejar algunas cosas fuera y, sobre todo, tomar decisiones extrañas.

Marty, el cinéfilo y profesor

Para el aficionado al cine, uno de los grandes encantos de Hecho en Inglaterra será ver a Scorsese impartir su vasto conocimiento en pantalla. El director David Hinton lo encuadra frontalmente, en una butaca de cine sin mayor adorno, dirigiéndose a nosotros como público de forma directa y sencilla. Hinton evita, por fortuna, caer en la torpeza de tantos otros documentales de “cabezas flotantes”, pues emplea imágenes de sobra –de archivo o de las propias películas de Powell y Pressburger– para complementar la “charla” con Marty. Es, en resumidas cuentas, como tener una sesión de cineclub con el mayor cinéfilo del mundo, completa con todos los apoyos visuales y documentales necesarios en la mejor calidad posible. Para nada es una queja.

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Así, Hecho en Inglaterra mantiene una doble magia: primero, el entusiasmo de Scorsese se contagia e invita a descubrir la obra de Powell & Pressburger (es una verdadera pena que, al menos de momento, sus películas sólo están disponibles en DVD y Blu-ray). Y con ello, logra lo segundo: enriquecer el recorrido de su filmografía en contexto, explicando sus obras dentro del cine de propaganda bélica inglés, cómo consiguieron experimentar dentro del entorno comercial, y cómo tropezaron hasta caer en un obligado olvido. A lo largo de Hecho en Inglaterra, Hinton y sobre todo Scorsese argumentan que detrás y delante de la cámara, la columna vertebral de la filmografía de Powell y Pressburger fue el amor: entre ellos como amigos, que consiguieron plasmar ideales humanistas incluso en sus películas de propaganda –lo que les trajo problemas con el propio Churchill–, y cuyo amor por el arte del cine impulsó unas mentes siempre curiosas por la experimentación, la magia y la alegría de expresar con imágenes. Es amor en varios niveles, con Scorsese expresando su admiración hacia una de las filmografías europeas más innovadoras de mediados del siglo XX. Con suerte, este acto de amor imperfecto dejará algo de ese entusiasmo en nosotros, al otro lado de la pantalla.

Made in England, casi tan grandiosa como los propios Powell y Pressburger

Quizá el “talón de Aquiles” de Hecho en Inglaterra es el de tantos otros documentales que intentan abarcar terrenos tan vastos y complejos: se vuelve un acto didáctico, por momentos demasiado apesadumbrado por su rigor cronológico. Hay trechos del metraje en los que, sencillamente, se siente como escuchar una disertación sobre The Archers. Hinton alcanza los mejores momentos de su trabajo cuando deja que las imágenes de Powell y Pressburger hablen por sí solas, con la voz de Scorsese casi como un pie de foto, complementando, enriqueciendo y contextualizando lo que los ojos y el corazón ya perciben.

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Sin embargo, hay algunos tropiezos dados por la propia naturaleza del documental. La cercanía de Scorsese con Powell hace que éste capte el reflector particularmente al final, con Pressburger un tanto relegado a la sombra de un desenlace que se percibe apresurado. Traiciona un poco el argumento de que, en la sociedad, ambos “arqueros” eran iguales: uno director, otro guionista, ambos productores. Pero en general, funciona: termina por ofrecer una visión completa, pero accesible y fascinante, del singular contexto en el que los dos olvidados maestros crearon sus obras más emblemáticas, explicando también su declive y legado sin opacar su magia: acabarás deseando ver sus películas (Las zapatillas rojas se han vuelto una de las películas favoritas de quien escribe, un auténtico milagro de la pantalla). Aparte de las películas mismas de “The Archers”, no puede pedirse un mejor punto de entrada.

Hecho en Inglaterra: Las películas de Powell y Pressburger ya está en MUBI. Entra aquí para saber más.