Es imposible no hacer comparaciones entre Mad Max: Furia en el camino y Furiosa, película que se estrena en cines de México este 23 de mayo. No sólo por formar parte del mismo universo creado por George Miller a finales de los años 1970, sino también por la calidad técnica y artística incuestionable de Furia en el camino, una de las mejores películas del siglo XXI, punto.
¿Cómo no generar expectativas de que Furiosa tenga la misma capacidad de sorprender, impactar y emocionar como lo hizo el largometraje de 2015? Quienes hayan experimentado dicha película en salas de cine cuando se estrenó, sabrán de lo que estamos hablando.
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Furiosa también se asemeja más a Furia en el camino que cualquiera de las otras tres películas de Mad Max. Al fin y al cabo, el nuevo largometraje cuenta la historia de origen del personaje titular, ahora interpretado por Anya Taylor-Joy (Gambito de Dama, El Menú), quien es secuestrada por Dementus (Chris Hemsworth), un hombre con mucha sed de poder.
Furiosa y la expansión del universo
Es el mismo universo al que ya estamos acostumbrados, con el desierto, los autos alocados, el escenario distópico, los personajes deformes, incluso con el regreso de Immortan Joe (Lachy Hulme). Pero ahora, con un enfoque en este personaje que tomó el protagonismo para sí en Furia en el camino, cuando era interpretado por Charlize Theron, fácilmente la mejor actuación en dicha película.
Chris Hemsworth es un villano divertido, pero que no da sensación de amenaza en Furiosa (Crédito: Warner Bros.) El hecho es que todo está allí de vuelta en escena, pero falta ese brillo de originalidad y creatividad que vimos en Furia en el camino. No tiene nada que ver con los efectos especiales digitales, ahora dominantes, mientras que en 2015 el enfoque recayó en los efectos prácticos. Tampoco tiene que ver con la ausencia de Max, personaje ya interpretado por Mel Gibson y Tom Hardy. Es la falta de más George Miller. El encanto visual está presente en Furiosa, que se convierte en un deleite cuando estamos sentados en la butaca del cine siguiendo la travesía de ese personaje atravesando tantos desafíos. Eso es innegable. Hay, incluso, una o dos escenas que te dejan al borde del asiento, mientras un gigantesco camión enfrenta el caos del desierto. Pero el guión, que es el verdadero corazón en la película de 2015, fracasa aquí. El texto de Furia en el camino es un clímax secuencial, que nunca se detiene, creando expectativas para romperlas inmediatamente después, generando otras nuevas encima de eso. Quieres que Max, las esposas y Furiosa lleguen a cierto lugar. Cuando lo “logran”, deben regresar para sobrevivir.
Complejidad versus simplicidad
Aquí, Miller –junto al guionista Nick Lathouris, compañero del cineasta desde la primera Mad Max– busca crear un universo más complejo, escapando de esa genial simplicidad de Furia en el camino. Muestra más reglas de ese universo, llegando a explicar, en el primer minuto, cómo ese universo se degeneró. Es un desierto en proceso de creación.
Anya Taylor-Joy mantiene la fortaleza del personaje de Furiosa (Crédito: Warner Bros.) El problema es que hay demasiadas cosas para contar. La sensación es que George Miller quería decir mucho, mostrar demasiado. ¿Cómo incluir, incluso en casi 150 minutos, tantas ideas? Tenemos la historia de Furiosa; la incómoda travesía de Praetorian Jack (Tom Burke), que parece una muleillaa para la historia de una mujer, cuando no era necesario; está la villanía caricaturesca de Dementus, que divierte, pero debilita el tono de amenaza de la trama. Al final, esto es otro punto importante: mientras Furia en el camino tenía dos personajes principales de peso (Max y Furiosa) con un villano ya conocido y amenazador (Immortan Joe), aquí eso no ocurre. El personaje de Taylor-Joy es el único con más peso –el tal compañero de Furiosa, Jack, es de una vacuidad pasmosa.. Furiosa está lejos, muy lejos de ser mala –en comparación con el mundo de Mad Max, tal vez valga compararla con Más allá de la cúpula del trueno. Aun así, en la inevitable y tal vez injusta comparación con Furia en el camino, se rompe un poco del encanto y hace que un público, que nunca olvidará la sensación en la sala de cine en 2015, sienta una punzada de decepción con personajes menos impactantes y un guion menos atrevido. Lástima.
