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Crítica de ‘Deadpool & Wolverine’: los mejores vendehúmos del mundo

Sólo es adecuado que Deadpool & Wolverine –que llega a cines de México este 25 de julio– empiece como lo hace: con su irreverente protagonista, Wade Wilson (Ryan Reynolds) profanando la tumba de un difunto Logan (Hugh Jackman), para proceder a usar sus huesos de adamantio como armas mortales contra personajes anónimos y de poca importancia, en una secuencia de créditos excesiva incluso para los estándares del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM).

Porque ésta, después de todo, es una entrega atípica para la franquicia: técnicamente, sigue siendo un personaje desprendido del universo cinematográfico X-Men del hoy extinto estudio 20th Century Fox, pero importado a esta otra continuidad por medio de las artimañas multiversales del UCM, que han facilitado toda clase de crossovers y enredos en otros títulos como Loki o las más recientes de Spider-Man y Doctor Strange. Puede ser un poco complejo de entender: culpemos al drama corporativo de hace cinco años.

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El asunto es que Deadpool, por definición, es un personaje consciente de sí mismo, que cuenta entre sus poderes romper la cuarta pared y escupir múltiples profanidades autorreferenciales por segundo. Parecería ideal, y hasta divertido, insertarlo en una ficción de infinitas realidades paralelas, posibilitadas por décadas de propiedades intelectuales enmarañadas y sólo comprensibles para quienes podrían entender por qué Wolverine ha estado muerto por siete años. En buena medida, sí es divertido, gracias a la devoción de Ryan Reynolds, quien nació para interpretarlo tanto como Jackman a Logan. Sin embargo, debajo de una gruesa capa de metacomedia, Deadpool & Wolverine revela que Marvel Studios se olvidó de contar algo de consecuencia para su errante franquicia –o por lo menos una historia con algo de sustancia, por no decir visualmente inteligible.

El show de Ryan Reynolds

La premisa de Deadpool & Wolverine, para quienes no hayan seguido los últimos cinco años del UCM y franquicias aledañas, es la siguiente: existe un multiverso, o conjunto de realidades alternativas. En una de ellas existe Wade Wilson (Reynolds), quien ha dejado atrás sus días de mercenario y superhéroe por una desilusión. Los nombres de Tony Stark y los Vengadores vuelven a surgir porque Marvel Studios no sabe recurrir a otras cosas. Por esta arbitraria pérdida de espíritu, Wade termina como vendedor de autos y pierde a su novia, Vanessa (Morena Baccarin). Pierde el rumbo y su sentido de significancia, hasta que es elegido, también arbitrariamente, para una misión de la Autoridad de Variación Temporal, el organismo protector de la Sagrada Línea Temporal presentado en Loki. Presentado con la información de que su universo está condenado a desaparecer (también arbitrariamente) por la muerte de Logan. Deadpool se rebela y viaja por el multiverso en busca de un nuevo Wolverine para sustituirlo. Arranca así el maratón de Deadpool & Wolverine de metahumor, referencias a la cultura pop y burlas/homenajes a la extinta era de los superhéroes de Marvel en Fox.
Deadpool & Wolverine no se contiene con las referencias a la cultura pop y el resto del UCM (Crédito: Marvel Studios)
Ryan Reynolds y compañía se dan vuelo con dicha época del cine de superhéroes –las películas de los 2000, su recibimiento, sus actores y acontecimientos detrás de cámaras. Ante la larga cadena de fracasos de Marvel Studios, pareciera que se les dio carta blanca a Reynolds como actor, coproductor y coguionista; junto al director Shawn Levy (El proyecto Adam) para implementar cualquier cosa y jugar con las expectativas. Si estás familiarizado con estas películas, vas a reír. Y mucho. Y todo el diálogo en Deadpool & Wolverine está construido alrededor de Reynolds, su tino y fluidez para entregar hasta las verborreas más largas y profanas, usualmente con Jackman como el contrapunto serio. Es, en pocas palabras, el show de Ryan Reynolds, quien a juzgar por lo visto aquí, bien podría ser el mejor vende humo del mundo.

Deadpool & Wolverine vive y muere por su fanservice

Porque también hay que decirlo: debajo de sus montañas de metahumor, Deadpool & Wolverine es una enorme montaña de nada. Es, como el espacio al que caen sus personajes, un enorme vacío visual y narrativo, con poco que aportar incluso para la construcción de su propia franquicia, que desde hace años no sabe qué hacer consigo misma. Las motivaciones de Wade son tan escuetas como son gratuitos los acontecimientos que le siguen. Ambos personajes son arrastrados del punto A, al B, al C sin intenciones u objetivos claros la mayor parte del metraje: es, en esencia, un roadtrip por la nada para salvar el universo al final. El tiempo es rellenado con secuencias de acción –también gratuitas en más de una ocasión– y cameos a granel para apelar a la nostalgia por esas películas viejas de Fox (que, la verdad, ni fueron tan bien recibidas en su momento. ¿Realmente las recordamos con tanto cariño, o ya estamos condicionados a aplaudir cada vez que sucede?).
Puede que Deadpool & Wolverine no tenga mucha sustancia, pero… ¡miren, un perrito! (Crédito: Marvel Studios)
La curiosa paradoja con Deadpool & Wolverine es que, aprovechando la naturaleza de su protagonista, Marvel Studios se da la oportunidad para burlarse de su propia franquicia y sus indulgencias: de sus cameos infundados, su autorreferencialidad excesiva y sus tramas someras, meros pretextos para el fanservice. Y de su apartado visual, apagado como de costumbre y cuyas composiciones parecen más pensadas para su explotación en TikTok, ni hablemos. Otra forma de verlo es que, en realidad, Kevin Feige y compañía sólo encontraron un modo de hacer lo mismo de siempre, bajo la fachada de algo novedoso o disruptivo, y salirse con la suya. Fuera de la cascada de cameos –provenientes de una franquicia que el estudio no construyó, pero de la que fácilmente toma prestado–, la tercera película de Deadpool no tiene nada que ofrecer. Ni siquiera a la narrativa “paraguas” del UCM, que parece no saber hacia dónde llevar sus cuentos multiversales.

Deadpool & Wolverine llega a la cartelera el 25 de julio. Compra tus boletos para verla en cines.

Lalo Ortega

Lalo Ortega es crítico y reportero de cine, Maestro en Arte Cinematográfico por el Centro de Cultura Casa Lamm, y ganador del 10º Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes ‘Fósforo’ de FICUNAM 2020. Ha colaborado con Empire en español, Revista Encuadres, el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, CLAPPER, Sector Cine y Paréntesis.com, entre otros. Actualmente es editor en jefe de Filmelier.

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