Películas

Crítica de ‘Amigos imaginarios’: alegría y fugas mentales

En los últimos años, propuestas de cine familiar como Amigos imaginarios (IF), que llega a cines de México este 16 de mayo, son casi un milagro. Prácticamente todo lo que llega a las salas comerciales está basado en alguna franquicia establecida –este año, por ejemplo, veremos otra entrega de Transformers, ahora animada– o apela al mínimo común denominador que el marketing suele producir y empaquetar como “para todos los públicos” (como el Universo Cinematográfico de Marvel).

Hasta parecería que el director y guionista, John Krasinski –cuyo exitoso salto de actor a eficiente cineasta vino con el terror de Un lugar en silencio– está consciente de ello. Su nueva película desborda un aire de nostalgia tanto dentro como fuera de su narrativa. Hay una noción de un tiempo mejor, más vivo e imaginativo, con el que hay que conectar de nuevo.

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Si en algo tiene éxito Krasinski con Amigos imaginarios, es en contar un relato apto para toda la familia que es una oda a la imaginación. Por momentos, incluso de una belleza conmovedora… cuando no se enreda con sus propias ambiciones y lógica.

Mantener a alegría

Amigos imaginarios es la historia de Bea (Cailey Fleming, de The Walking Dead), una chica de Nueva York que aún está lidiando con la pérdida de su madre algunos años atrás, cuando su padre (Krasinski) debe someterse a una cirugía cardiaca que podría costarle su vida. Mientras él está internado en el hospital en espera de la operación, Bea se queda en casa de su abuela (Fiona Shaw, de Harry Potter). Dada su situación, Bea es una niña que ha sido obligada a madurar demasiado pronto contra los deseos de su padre, quien suele recordarle la felicidad de su infancia. Sin embargo, su armadura comienza a abrirse cuando, en el piso de arriba, ella descubre algo curioso: criaturas que dicen ser imaginarias y que sólo ella y otro hombre misterioso, Cal (Ryan Reynolds), pueden ver. Dado que son los únicos que pueden ver a los amigos imaginarios, Bea y Cal tienen una misión: ayudar a Blue (voz en inglés de Steve Carell), Blossom (voz de Phoebe Waller-Bridge) y otros seres similares a volver con los niños que ya los han olvidado.
Hay momentos de mucha ternura en Amigos imaginarios (Crédito: Paramount Pictures)
El viaje de Bea, por esta vía, es claro: ha de reconectar con su lado infantil –o mejor dicho, su alegría infantil y su capacidad de asombro– para enfrentar la vida desde un lugar de amor y cierta ingenuidad, alimentado por sus recuerdos, para ayudar a otros. Eso, en sí mismo, es una idea poderosa, y Krasinski elige tomársela en serio. Hay humor, sin duda, pero no de una forma condescendiente ni infantilizante. Su historia logra tocar, sin tapujos, el miedo a la muerte y la nostalgia. Hay instantes de genuina belleza, como una escena protagonizada por Fiona Shaw sin necesidad de decir una palabra (la música de Michael Giacchino, compositor para películas como Coco y Up, sin duda contribuye a la causa).

Amigos imaginarios se enreda más de la cuenta

Hay mucho que elogiar en la nueva película de Krasinski, pero el director y guionista tropieza con sus propias ambiciones. Por momentos, Amigos imaginarios parece no saber cuál es su trama principal, cambiando de enfoque y lanzando ideas que no son retomadas o esclarecidas después. Uno de los principales problemas es el personaje de Ryan Reynolds. Si bien el actor hace lo de siempre y resulta tan enternecedor como divertido, su propósito en la narrativa es cambiante y ambiguo, de un modo que sólo parece servir a la revelación del desenlace (y que se puede adivinar con un poco de observación).
Ryan Reynolds trae humor a Amigos imaginarios, pero su personaje complica las cosas (Crédito: Paramount Pictures)
El resultado es que, si bien hay una imaginación decididamente inspirada en los diseños de los personajes y de ciertas escenas, muchas de ellas resultan superfluas, enredando más las cosas al grado que pueden hacer la película un poco difícil de seguir para los más pequeños en el público. Y es un tanto frustrante porque Amigos imaginarios no necesitaba tanto. En su núcleo, es una bella historia sobre el poder y la importancia de la imaginación, de recordar y conectar tanto con otras personas, como con nosotros mismos. Es bastante más de lo que tiene que decir la mayoría de la industria hollywoodense actual.

Amigos imaginarios ya está en cartelera. Compra tus boletos para verla en cines.

Lalo Ortega

Lalo Ortega es crítico y reportero de cine, Maestro en Arte Cinematográfico por el Centro de Cultura Casa Lamm, y ganador del 10º Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes ‘Fósforo’ de FICUNAM 2020. Ha colaborado con Empire en español, Revista Encuadres, el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, CLAPPER, Sector Cine y Paréntesis.com, entre otros. Actualmente es editor en jefe de Filmelier.

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